Mucha gente escribe en sus ratos libres y muchos han fantaseado con ser grandes escritores alguna vez. Entre todos estos algunos escriben algo más que diarios y de esos otra fracción piensa en que ganarse la vida de escritor no está tan mal y que, algún día, podrían empezar a tomarse esa fantasía en serio.
Yo también escribía en mis ratos libres desde muy pequeño pero no solía pensar en ganarme la vida con ello. Lo que queda es lo escrito pero lo que realmente se hace es imaginar, al menos eso es lo que hago yo, luego lo escribo. Eso he hecho siempre: imaginar cosas, situaciones e historias. Las escribía para no olvidarlas.
Sobretodo escribía en épocas en las que tocaba estar sentado. Alguien dijo “que la inspiración te pille sentado”. Pues podría ser inspiración o evasión pero los momentos más productivos los encontraba en épocas en las que las tareas pendientes se acumulaban y esa falsa responsabilidad que a muchos invade cuando se está tan ocupado me hacía estar sentado. Con un libro abierto delante, un ordenador, un bolígrafo en la mano y por supuesto sin pasar las páginas del libro en horas, ocupado en cosas mucho más apetecibles; pero siempre sentado. En esos días escribía bastante y solo la urgencia me hacía de vez en cuando dedicar las horas a lo que se suponía que realmente estaba haciendo
Con el tiempo la dedicación que me exigían los estudios era mayor y había que dedicar el rato que estaba sentado a estudiar algo o por lo menos a pasar las páginas del libro delante del que estaba sentado. Cuanto más cansado y somnoliento me encontraba en estos momento de estudio más me apetecía escribir y menos estudiar. Entonces pensé que podía darle algo más que noches de sueño a este hobby. Decidí recopilar algunos de los relatos cortos que tenía hasta la fecha y escribir algunos para, de alguna manera, publicar con ellos un primer libro.
Cuando tuve algo que consideré decente me busqué un socio que me ayudara. Trabajar solo puede resultar romántico y evocar el estatus del lobo solitario, pero en realidad es bastante aburrido. Pensé que si cada relato tenía su propia ilustración la lectura sería más agradable y el libro más completo. Tras varios meses y algunas sorpresas el libro estaba ilustrado y todo listo para publicarlo. El primer libro ya era real: Palabras que pintan y gritan