Patent pending

Llevaba tiempo trabajando en una idea y, después de muchas horas y errores, me encontré con una cosa de esas que parecen demasiado buenas para ser cierta, al menos en el papel. Por tanto decidí intentar construir lo que los cálculos auguraban ser algo importante. Tras suficientes iteraciones

había conseguido aproximarme en el mundo real a lo que los números decían, a pesar de que la primera implementación no se parecía casi a la última. En verano de 2017 ya tenía un prototipo bastante rudimentario que hasta cierto punto demostraba las posibilidades de la invención. Sin saber bien qué implicaba patentar, decidí que merecía la pena intentarlo.

Las patentes tiene dos fines: divulgar las invenciones y protegerlas. Para ello otorgan un monopolio sobre la invención al poseedor de los derechos de la patente, que es un documento descriptivo de carácter legal. La idea que subyace es que las buenas ideas no se queden en el tintero de gente con miedo a que alguien más grande se apropie de ellas, que el esfuerzo inventivo en sí mismo tengo recompensa. La realidad es que es mundo complejo donde grandes empresas atesoran grandes bloques de patentes y que si el inventor autónomo quiere pelear en los tribunales una violación a su patente se encontrará con un buen jaleo de abogados y facturas que le harán pesarse dos veces pelear por su invento. Por esto, patentar solo tiene sentido en algunas circunstancias. Existen otras modalidades protección que plantear. Pero todo esto es algo que he aprendido en el proceso y que quizá habría cambiado mi estrategia al comienzo, cuando me lancé a redactar la patente.

Durante meses estuve dando vueltas a las aplicaciones de mi idea, a las maneras de implementarla y a las reinvindicaciones (lo que realmente tiene validez legal). Para cubrir todos los resquicios llegué a hojear entera una enciclopedia, de papel y peso considerable, en busca de posibles aplicaciones e inspiración. A principio de 2018 ya tenía un borrador y, con la ayuda de la UPM, comenzamos a darle el toque profesional con una asesoría. En julio de 2018 ya teníamos el Justificante Oficial de Presentación con la información de que en dos años, sin garantías, podríamos saber si nos concedían la patente. Y en este punto me encuentro ahora, esperando, pero desarrollando cada vez más esa idea que ya es un proyecto y que quizá pueda llegar a ser algo importante.

(freegreatpicture.com image)

Presentación de Palabras que pintan y gritan

El 23 de noviembre de 2016 tendrá lugar en el Café Libertad 8 a las 19:30 la presentación de «Palabras que pintan y gritan». Aunque esté escrito mucho antes de comenzar con el proceso de publicarlo, lo que se entiende por «he escrito un libro» es precisamente que la gente lo pueda adquirir. Quizá elegí algo raro para publicar por primera vez. Darle una categoría para su venta en las plataformas en las que está disponible ha sido un dolor de cabeza, no estoy cómodo con las etiquetas que se le puedan poner. Es un libro porque tiene páginas, podría ser poesía porque a veces puede ser poético, es relato porque en cada capítulo se cuenta algo, relato corto porque se cuenta con pocas palabras. Es ensayo porque desarrollo unas ideas de manera personal, es ilustración porque una ilustración acompaña a cada texto… Lo más general que puedo decir es que se leen y que se puede llegar a disfrutar con su lectura, espero que por lo menos una fracción de lo que yo con su escritura. Para todo aquel que quiera mostrar su apoyo o esté interesado, hablaré un poco más del libro en la presentación. Puedes adquirirlo en múltiples plataformas:

-Amazon (ebook y papel)

-Smashwords (ebook)

-Casa del Libro (ebook)

Createspace (papel)

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Palabras en papel

¿Qué tiene el papel que muchos lo siguen prefiriendo frente a los formatos digitales? Es pesado, más caro, se estropea, ocupa más espacio… Pero aún así tiene un encanto especial, o eso dicen algunos. El aroma de un libro nuevo, sentir la textura del papel mientras pasas de página, ver que quedan para acabar el capítulo. Cerrar el libro al revés de como lo abriste poniendo fin a la historia que había entre sus páginas.

Unas semanas después del lanzamiento en versión digital, Palabras que pintan y gritan por fin está disponible en papel. Desde el 25 de septiembre ha estado entre los 20 ebooks más vendidos en su categoría. A partir de ahora espero que aquellos más adeptos al papel puedan elegir la opción que más les gusta.

Muchos lectores disfrutan con el tacto, el olor y la sensación única que es pasar las páginas de un libro. Pues bien, a todos ellos va dedicada esta nueva edición disponible tanto en Amazon como en Createspace.

El primer libro

Mucha gente escribe en sus ratos libres y muchos han fantaseado con ser grandes escritores alguna vez. Entre todos estos algunos escriben algo más que diarios y de esos otra fracción piensa en que ganarse la vida de escritor no está tan mal y que, algún día, podrían empezar a tomarse esa fantasía en serio.

Yo también escribía en mis ratos libres desde muy pequeño pero no solía pensar en ganarme la vida con ello. Lo que queda es lo escrito pero lo que realmente se hace es imaginar, al menos eso es lo que hago yo, luego lo escribo. Eso he hecho siempre: imaginar cosas, situaciones e historias. Las escribía para no olvidarlas.

Sobretodo escribía en épocas en las que tocaba estar sentado. Alguien dijo “que la inspiración te pille sentado”. Pues podría ser inspiración o evasión pero los momentos más productivos los encontraba en épocas en las que las tareas pendientes se acumulaban y esa falsa responsabilidad que a muchos invade cuando se está tan ocupado me hacía estar sentado. Con un libro abierto delante, un ordenador, un bolígrafo en la mano y por supuesto sin pasar las páginas del libro en horas, ocupado en cosas mucho más apetecibles; pero siempre sentado. En esos días escribía bastante y solo la urgencia me hacía de vez en cuando dedicar las horas a lo que se suponía que realmente estaba haciendo

Con el tiempo la dedicación que me exigían los estudios era mayor y había que dedicar el rato que estaba sentado a estudiar algo o por lo menos a pasar las páginas del libro delante del que estaba sentado. Cuanto más cansado y somnoliento me encontraba en estos momento de estudio más me apetecía escribir y menos estudiar. Entonces pensé que podía darle algo más que noches de sueño a este hobby. Decidí recopilar algunos de los relatos cortos que tenía hasta la fecha y escribir algunos para, de alguna manera, publicar con ellos un primer libro.

Cuando tuve algo que consideré decente me busqué un socio que me ayudara. Trabajar solo puede resultar romántico y evocar el estatus del lobo solitario, pero en realidad es bastante aburrido. Pensé que si cada relato tenía su propia ilustración la lectura sería más agradable y el libro más completo. Tras varios meses y algunas sorpresas el libro estaba ilustrado y todo listo para publicarlo. El primer libro ya era real: Palabras que pintan y gritan